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miércoles, 8 de diciembre de 2021

Our dead

                  By Alberto Julián Pérez 


Guilty or innocent, we carry in our blood 

ancient enemies seeking forgiveness; 

the women and men of these new times 

want to live together in the sacred land. 


But hunger hurts, the wolf does not forgive, 

famished cubs demand their nourishment, 

and that poor slave, exiled in his land, 

keeps his hatred alive for the day of judgment. 


By the Paraná he descends, indigenous, peasant, 

in his mud canoe, with his martyr's pain. 

Exhausted from effort, forgotten and despised, 

our ancestors ask us for their revenge. 


They are dancing specters, anxious figures 

who pretend that they are someone, but no longer exist, 

and they dress our dreams and thread our days 

with bleeding minutes of forbidden memories. 


Real or illusory, live in our sorrows 

painful searches for departed pleasures; 

how beautiful life was if it was ever full, 

what a flavor it leaves in the mouth and the soul. 


Nostalgia for eternities that inhabits 

our hearts soaked with dreams; 

the blood that circulates, universal, desiring, 

blissfully leads us to the world of the dead. 


Oh river of blood, brother of the Lamb! 


                                   Translated by the author 



Nuestros muertos 


Culpables o inocentes, llevamos en la sangre 

antiguos enemigos que buscan perdonarse; 

las mujeres y hombres de estos tiempos nuevos 

vivir quieren hermanados en la tierra sagrada. 


Pero el hambre lastima, el lobo no perdona, 

los cachorros hambrientos demandan su alimento, 

y el pobre esclavo aquel, exiliado en su tierra, 

guarda su odio vivo para el día del juicio. 


Del Paraná desciende, indígena y labriego, 

en su canoa de barro, con su dolor de mártir. 

Agotados de esfuerzo, de incomprensión heridos, 

nos piden su venganza nuestros antepasados. 


Son espectros danzantes, figuras desaladas 

que fingen que son alguien, pero que ya no existen, 

y pueblan nuestros sueños y enhebran nuestros días 

con minutos sangrantes de recuerdos prohibidos. 


Reales o ilusorios, viven en nuestras penas 

búsquedas dolorosas de placeres difuntos; 

qué hermosa fue la vida si alguna vez fue plena, 

qué sabor que nos deja en la boca y el alma. 


Nostalgias de eternidades que llevamos presentes 

en nuestros corazones empapados de sueños; 

la sangre que circula, universal, anhelante, 

nos conduce dichosa al mundo de los muertos. 


¡Ah río de la sangre, hermano del Cordero! 



martes, 7 de diciembre de 2021

Nos morts

                       Par Alberto Julián Pérez

Coupables ou innocents, nous portons dans notre sang 

d'anciens ennemis en quête de pardon ;

les femmes et les hommes de ces temps nouveaux 

veulent vivre ensemble sur la terre sacrée.


Mais la faim fait mal, le loup ne pardonne pas, 

les petits affamés demandent leur nourriture,

et ce pauvre esclave, exilé dans son pays,

garde sa haine vivante pour le jour du jugement.


Du Paraná il descend, indigène et paysan,

dans son canot de boue, avec sa douleur de martyr. 

Épuisés d'effort, d'incompréhension blessés,

nos ancêtres nous demandent leur vengeance.


Ce sont des spectres dansants, des figures dessalées 

qui prétendent être quelqu'un, mais qui n'existent plus, 

et ils peuplent nos rêves et enfilent nos journées

avec des minutes sanglantes de souvenirs interdits.


Réalités ou illusions, vivent dans nos peines

recherches douloureuses de plaisirs disparus,

comme la vie était belle si quelquefois elle était pleine, 

quelle saveur qu´elle nous laisse dans la bouche et l'âme.


Nostalgies des éternités que nous avons présentes 

dans nos cœurs trempés de rêves;

le sang qui circule, universel, désireux,

nous conduit béatement dans le monde des morts.


Ah fleuve du sang, frère de l'Agneau !


                             Traduit par Michel Napolitano avec l ́auteur.


Nuestros muertos


Culpables o inocentes, llevamos en la sangre 

antiguos enemigos que buscan perdonarse;

las mujeres y hombres de estos tiempos nuevos 

vivir quieren hermanados en la tierra sagrada.


Pero el hambre lastima, el lobo no perdona,

los cachorros hambrientos demandan su alimento, 

y el pobre esclavo aquel, exiliado en su tierra, 

guarda su odio vivo para el día del juicio.


Del Paraná desciende, indígena y labriego,

en su canoa de barro, con su dolor de mártir. 

Agotados de esfuerzo, de incomprensión heridos, 

nos piden su venganza nuestros antepasados.


Son espectros danzantes, figuras desaladas

que fingen que son alguien, pero que ya no existen,

y pueblan nuestros sueños y enhebran nuestros días 

con minutos sangrantes de recuerdos prohibidos.


Reales o ilusorios, viven en nuestras penas 

búsquedas dolorosas de placeres difuntos;

qué hermosa fue la vida si alguna vez fue plena, 

qué sabor que nos deja en la boca y el alma.


Nostalgias de eternidades que llevamos presentes 

en nuestros corazones empapados de sueños;

la sangre que circula, universal, anhelante,

nos conduce dichosa al mundo de los muertos.


¡Ah río de la sangre, hermano del Cordero!

sábado, 4 de diciembre de 2021

Nuestros muertos

             de Alberto Julián Pérez 


Culpables o inocentes, llevamos en la sangre 

antiguos enemigos que buscan perdonarse;

las mujeres y hombres de estos tiempos nuevos 

vivir quieren hermanados en la tierra sagrada.


Pero el hambre lastima, el lobo no perdona,

los cachorros hambrientos demandan su alimento, 

y el pobre esclavo aquel, exiliado en su tierra, 

guarda su odio vivo para el día del juicio.


Del Paraná desciende, indígena y labriego,

en su canoa de barro, con su dolor de mártir. 

Agotados de esfuerzo, de incomprensión heridos, 

nos piden su venganza nuestros antepasados.


Son espectros danzantes, figuras desaladas

que fingen que son alguien, pero que ya no existen, 

y pueblan nuestros sueños y enhebran nuestros días 

con minutos sangrantes de recuerdos prohibidos.


Reales o ilusorios, viven en nuestras penas 

búsquedas dolorosas de placeres difuntos;

qué hermosa fue la vida si alguna vez fue plena, 

qué sabor que nos deja en la boca y el alma.


Nostalgias de eternidades que llevamos presentes

en nuestros corazones empapados de sueños; 

la sangre que circula, universal, anhelante,

nos conduce dichosa al mundo de los muertos.


¡Ah río de la sangre, hermano del Cordero!


Publicado en Revista Renacentista. Diciembre 2021. Web.