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viernes, 14 de agosto de 2020

El secreto de nuestras estrellas



Cuento para niños 
             de 
Carolina Pérez ©



Hola, mi nombre es Lucy y me gustaría contarte cómo llegué a descubrir el secreto de nuestras estrellas.
Una noche yo estaba acostada en mi cuarto y no me podía dormir. Junto a mi cama hay una ventana, a la que rodeé de una preciosa guirnalda de luces parpadeantes, que se encienden y se apagan por unos segundos cada vez que entro a la habitación. Como otras veces, yo miraba desde mi cama el cielo estrellado y soñaba con viajar a tierras lejanas.
De pronto vi una estrella fugaz que ascendía por el cielo. Cerré los ojos y pedí un deseo. No creía en todo eso que dicen sobre el poder de las estrellas, pero por las dudas yo probé.
En ese momento, mis párpados comenzaron a ponerse pesados ​​y, antes de darme cuenta, ya estaba dormida.
Soñé que me encontraba en un lugar especial, en medio de un largo pasillo con muchas puertas. Sobre las paredes, entre las puertas, había unas lámparas que proyectaban una luz tenue.
Escuché unos pasos suaves detrás de mí y miré de reojo, girando apenas la cabeza. Vi una sombra. Los pasos se fueron aproximando más y más y mi corazón latía cada vez más rápido. En ese momento recordé algo que mi madre me decía cuando era muy pequeña: "Cada vez que sientas miedo, cierra los ojos y junta coraje". Y eso fue lo que hice. Cerré los ojos, me llené de coraje y me volví lista para enfrentar al monstruo. Quien estaba de pie frente a mí era un anciano, cubierto con una larga túnica de color púrpura.
- ¡Lucy! ¡Te he estado esperando! - dijo  - ¡Qué lindo conocerte! ¡Finalmente, querida!
Su boca se plegó en una sonrisa tan grande que sus ojos casi desaparecieron. Definitivamente, ¡no era el monstruo que esperaba! Se inclinó hacia mí y, para mi sorpresa, me dio un abrazo.
-¿Quién eres? - le pregunté, preocupada - ¿Y qué hago yo aquí?
- Soy el Cazador de Sueños. Ven, sígueme, te explicaré todo enseguida.
Me sentí más confiada, como si lo hubiera conocido desde hace tiempo.

El Cazador de Sueños me llevó por el largo pasillo con muchas puertas. Pensé que no terminaba nunca. Finalmente, nos detuvimos frente a una de ellas. Vi que era diferente a todas las demás. Le habían grabado unas líneas extrañas. Me acerqué un poco más y vi que eran palabras. Sus letras eran fosforescentes, tenían un brillo verde y azulado. De repente…¡comenzaron a aparecer más letras! Estaban grabando algo. Alcancé a leer: "Yo deseo…". Antes de que pudiera conocer el resto de la frase, el Cazador de Sueños se quitó del cuello un collar con una llave dorada y la introdujo en la cerradura. Giró el picaporte, abrió la puerta y entonces ...¡vi miles de millones de hermosas y maravillosas estrellas, dispersas por toda la habitación! Había estrellas grandes y pequeñas; azules, rojas… ¡y de todos los colores y tonos imaginables! Adonde mirara había estrellas. ¡No lo podía creer!
- ¿Qué lugar es este? - dije.
- Lucy, lo que ves aquí son todos los sueños del mundo - el Cazador de Sueños explicó.
- ¿Qué quieres decir? - pregunté.
- Permíteme mostrarte - me respondió.
El Cazador de Sueños se acercó a una alta y esbelta mesita de madera. Había muchísimas más repartidas por toda la sala. Encima de ella vi un frasco, y dentro del frasco titilaba una luz brillante. El Cazador abrió la tapa y… ¡BAM! ¡Voló una estrella fugaz! ¡Casi tan rápida como un rayo! Fue a colocarse justo entre una estrella rosa y otra roja. Fue lo más hermoso que había visto en mi vida.
- Cada vez que alguien es fiel a sus sueños, nace una estrella - dijo mi guía -  Verás…tus sueños y sus ideas comienzan como una pequeña esfera de luz en uno de nuestros frascos, aquí. A medida que tú crees en ellos, la luz se va volviendo más grande y brillante. Cuando ya estés lista para compartirlos con el mundo, la luz comienza a titilar y entonces yo sé que es hora de abrir el frasco y liberar la estrella.
"¡Qué hermoso!", exclamé, abriendo mis ojos, asombrada.
Un pensamiento extraño, parecido a una duda, me asaltó y fruncí mis cejas: "…¿por qué yo?”,  me dije. Miré al Cazador de Sueños y le pregunté:
- ¿Por qué me aguardabas? ¿Por qué yo justamente? No soy tan especial… ya sabes - continué - soy una chica un poco rara…o al menos…eso es lo que me dicen en la escuela.

- Oh, mi dulce Lucy, eres muy especial…¡no hay nadie como tú en todo el Universo! - dijo el Cazador, con ojos emocionados - Eres una soñadora, y tus sueños son únicos, como tú. El mundo necesita tus sueños. Debes creer en ellos y en ti misma. Tener fe. Porque…si no…no habría estrellas. ¡Imagina eso! ¡Un mundo sin estrellas! ¡Absurdo!
¡El Cazador de Sueños comenzó a reírse de su propia idea…un mundo sin estrellas! No pude evitar reírme con él. ¡Reímos y reímos, tanto, que ya me dolía el vientre!
Cuando dejamos de reír, el Cazador de Sueños puso su mano regordeta sobre mi hombro y con una voz muy seria me dijo: "Debo advertirte, Lucy…habrá ciertos momentos en los que dejarás de creer en tus sueños e incluso de soñar. Pero no te preocupes. Esos momentos pronto pasarán y volverás a creer otra vez en ellos”.
El Cazador de Sueños se quitó de su cuello el llavero que había usado para abrir la puerta. La llave dorada brillaba como una estrella. Mientras lo colocaba suavemente alrededor de mi cuello, me dijo: "Si en algún momento dudas o quieres ver todo esto otra vez, aquí tienes la llave ". Me dio un fuerte abrazo y me condujo de regreso a la puerta mágica.
Algo me decía que ya nunca más lo volvería a ver, pero no me puse triste. Sin palabras, sus ojos me anunciaron que siempre estaría conmigo, aunque no pudiera verlo. Yo le creí.
El Cazador de Sueños giró el picaporte y abrió la puerta.
Parpadeé con fuerza y me froté los ojos, sorprendida: estaba otra vez en mi cuarto. Me pellizqué el brazo un par de veces para convencerme de que no estaba soñando. ¡Había sido todo tan real!
Me levanté y me acerqué a la ventana para mirar las estrellas que titilaban en el cielo bajo la luz de la luna. Llevé mis manos al llavero para ver si aún tenía la llave dorada. Allí estaba. La apreté con fuerzas y sonreí al cielo. Comprendí que valía la pena creer en mis sueños. Un día estaría viendo brillar allí arriba mis propias estrellas.
Y así es, mis amigos, como logré descubrir el secreto de nuestras estrellas.


                       Traducción de Alberto Julián Pérez














The Secret of Our Stars

By Carolina Pérez

Hello, my name is Lucy and I’d like to tell you how I came to discover the secret of our stars. 
Well, I was lying in bed and right next to my bed there’s a giant window bordered with twinkling lights. Like most nights, my eyes were glued to the window looking out into the starry night sky, dreaming about traveling to far off lands. 
That’s when a shooting star darted across the sky! I closed my eyes and made a wish. I didn’t believe in all that mumbo jumbo, but just in case it was real, I wanted to be covered. 
At that point my eyes started to get heavy and before I knew it, I was asleep. 

I found myself in a strange looking place. I was in the middle of a long hallway with many doors. It was dimly lit, with candles hung up on the walls. 
I heard soft, quiet footsteps approaching behind me and out of the corner of my eye I saw a shadow. As the footsteps and the shadow grew closer and closer I felt my heart beating faster and faster. At that moment I remembered something my mom used to say to me when I was really little, “Whenever you feel fear, close your eyes and call courage near.” So that’s what I did. I closed my eyes, called in my courage and turned around ready to face the monster. That’s when I saw an old man covered in a long, dark purple robe standing in front of me.
“Lucy! I’ve been waiting for you! How good to finally meet you dear!”
The old man smiled so big his cheeks made his eyes disappear. Definitely not the monster I was expecting. He wrapped his arms around me and, much to my surprise, gave me a strong squeeze for a hug.
“Who are you? What am I doing here?” I asked, in a bit of a shock.
“I’m The Dreamcatcher. Come, follow me, I’ll explain everything soon.” There was a familiarity about him, like I had known him for a long time. 
The Dreamcatcher took me down the long corridor with many doors. It seemed to have gone on forever. We finally reached the end of the hallway and stopped in front of the very last door. 
But, this door was different from all the rest. It had all these odd, squiggly lines on it. Upon a closer look, I realized the squiggly lines were words. Some of the words had this green, bluish glow to them. Then, suddenly, new words began to appear! The letters “I-W- I- S- H” were being carved out. Before I could figure out what the wish was, The Dreamcatcher took off his golden key necklace to unlock the door. He turned the knob, opened the door and then…
Billions of beautiful, wondrous stars were scattered all over the limitless room! There were big stars and little stars, blue stars and red stars. And everything in between! Stars as far as the eyes could see! I couldn’t believe it! 
“What is this place?!” I exclaimed.
“Lucy, these are all the world's dreams.” The Dreamcatcher explained. 
“What do you mean?” I asked.
“Here, let me show you.” he said.
The Dreamcatcher walked over to one of the many stands in the room, and on that stand sat a jar, and in that jar there was a pulsing, bright light. 
The Dreamcatcher opened the lid of the jar and BAM!
Out flew a shooting star! Almost as fast as a bolt of lightning! It landed right in between the pink and purple stars. It was the most beautiful thing I’d ever seen.
“Everytime someone follows their dreams a star is born. You see, your dreams start as an idea, as a tiny ball of light in one of our jars here. Once you start to believe in your dreams the light begins to get bigger and brighter. When you are ready to share your dreams with the world, the light begins to pulse and I know it’s time to open the jar and set the star free.” 
“Wow!” my eyes widened with amazement and my eyebrows quickly furrowed with the next thought, “But-but, why me? Why have you been waiting for me? I mean, I’m not that special, you know. Actually, I’m kind of a weirdo. Or at least that’s what they call me at school.”
“Oh, sweet Lucy, you are very special. In fact, there is no one like you in all of the universe!”, The Dreamcatcher said with bright eyes, “Lucy, you are a dreamer. And your dreams are special, just like you. The world needs your dreams. The key is to believe. You must always believe in your dreams, and most importantly, in yourself. Why, if not, there would be no stars. Imagine that! A world with no stars! Preposterous!”
The Dreamcatcher laughed and laughed at the very idea of a world without stars! I couldn’t help but join in. Our bellies roared with laughter! 
Once the laughter came to an end, The Dreamcatcher placed his burly hand on my shoulder and with a serious voice now he said, “I must warn you, Lucy, there will be times when you will forget to believe, and even to dream. But, you mustn't fret. Just know that it will pass and you will remember again.”
The Dreamcatcher took off the golden key that was hanging around his neck, the one he used to open the door. It shimmered like the stars above us. As he gently placed it around my neck he said, “Here, in case you need help remembering.” He gave me one more big hug before walking me back to the magical door. 
Somehow I knew I would never see him again, but it didn’t make me sad. 
Without any words, his eyes told me he would always be with me even though I may not be able to see him. I believed him. 
The Dreamcatcher turned the knob and opened the door. 
I rubbed my eyes and blinked furiously, suddenly I had found myself back in my bedroom.
I had to pinch myself a couple of times just to make sure I still wasn’t dreaming! I mean, it felt so real! 
I shot up to see the stars twinkling in the moonlight through my window. I remembered the golden key and quickly tested to see if it was still hanging around my neck. 
I know this sounds crazy, but, there it was. I clasped the necklace with all my might and smiled brightly up at the sky, knowing that my dreams are worth believing in and that one day I will be looking up at my own stars. 
And that, my friends, is how I came to discover the secret of our stars. 






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