By Alberto Julián Pérez
Guilty or innocent, we carry in our blood
ancient enemies seeking forgiveness;
the women and men of these new times
want to live together in the sacred land.
But hunger hurts, the wolf does not forgive,
famished cubs demand their nourishment,
and that poor slave, exiled in his land,
keeps his hatred alive for the day of judgment.
By the Paraná he descends, indigenous, peasant,
in his mud canoe, with his martyr's pain.
Exhausted from effort, forgotten and despised,
our ancestors ask us for their revenge.
They are dancing specters, anxious figures
who pretend that they are someone, but no longer exist,
and they dress our dreams and thread our days
with bleeding minutes of forbidden memories.
Real or illusory, live in our sorrows
painful searches for departed pleasures;
how beautiful life was if it was ever full,
what a flavor it leaves in the mouth and the soul.
Nostalgia for eternities that inhabits
our hearts soaked with dreams;
the blood that circulates, universal, desiring,
blissfully leads us to the world of the dead.
Oh river of blood, brother of the Lamb!
Translated by the author
Nuestros muertos
Culpables o inocentes, llevamos en la sangre
antiguos enemigos que buscan perdonarse;
las mujeres y hombres de estos tiempos nuevos
vivir quieren hermanados en la tierra sagrada.
Pero el hambre lastima, la fiera no perdona,
los cachorros hambrientos demandan su alimento,
y el pobre esclavo aquel, exiliado en su tierra,
guarda su odio vivo para el día del juicio.
Del Paraná desciende, indígena y labriego,
en su canoa de barro, con su dolor de mártir.
Agotados de esfuerzo, de incomprensión heridos,
nos piden su venganza nuestros antepasados.
Son espectros danzantes, figuras desaladas
que fingen que son alguien, pero que ya no existen,
y pueblan nuestros sueños y enhebran nuestros días
con minutos sangrantes de recuerdos prohibidos.
Reales o ilusorios, viven en nuestras penas
búsquedas dolorosas de placeres difuntos;
qué hermosa fue la vida si alguna vez fue plena,
qué sabor que nos deja en la boca y el alma.
Nostalgias de eternidades que llevamos presentes
en nuestros corazones empapados de sueños;
la sangre que circula, universal, anhelante,
nos conduce dichosa al mundo de los muertos.
¡Ah río de la sangre, hermano del Cordero!