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jueves, 25 de junio de 2020

La vida es un tango: historia y alegoría

                                                                                                Alberto Julián Pérez ©

            La vie est un tango, de Copi (Raúl Damonte Botana, 1939-1987) fue originalmente publicada en francés en París en 1979, el mismo año en que apareció su novela La cité des rats. Su edición en castellano se publicó en 1981. Aira cree que Copi escribió la obra primero en castellano y luego la tradujo al francés (Aira 67). Esta es la única novela suya con texto en castellano escrito por el autor.
La vida es un tango pertenece al grupo de sus obras que centran su interés en la problemática nacional argentina, su historia política, su literatura y su cultura, entre las que se destacan, además de esta, su novela póstuma L´Internationale Argentine, 1987, y sus obras de teatro Eva Perón, 1970, La sombra de Wenceslao, 1978, y Cachafaz, 1981, contemporáneas las dos últimas de La vida es un tango. Paralelamente a las obras de temática nacional, Copi desarrolló otra línea temática distintiva en su narrativa y en su teatro: la vida homosexual, en las novelas Le bal des folles, 1977 y La guerre des pédés, 1982 y en las obras de teatro  L´homosexuel et la difficulté de s´exprimer, 1971, Les escaliers du Sacré-Cœur (escrita en 1984) y Une visite inopportune, 1987 (Mateo del Pino 211).
El título de la novela hace referencia a una película musical de ese nombre, dirigida por Manuel Romero e interpretada por Hugo del Carril, de 1939, el año de nacimiento de Copi, que contaba la vida de un cantor de tangos. Copi situó la primera parte de su novela en esa época, 1940, y en la segunda parte, su protagonista, Silvano, se gana la vida cantando tangos en las calles de París.
La narrativa formó parte de su última etapa de desarrollo como artista. En su primera juventud se había inclinado hacia el dibujo y el teatro. Al poco tiempo de llegar a París, en 1962, pudo ingresar como dibujante en Le Nouvelle Observateur, un semanario parisino de gran prestigio. Recibió rápido reconocimiento por su tira cómica La femme assise. Durante la segunda parte de la década del sesenta y la primera parte del setenta, Copi escribió varias obras de teatro en francés, entre las que se destacaron Eva Perón y L´homosexuel ou la difficulté de s´exprimer. Las representaron en París los directores argentinos expatriados Alfredo Arias y Jorge Lavelli (Tcherkaski 53-62). 
En 1973 comenzó su etapa de narrador con la publicación de una novela breve, L´Uruguayen. Aira señaló que Copi, en su evolución de artista, había logrado integrar su sensibilidad como dibujante e historietista al teatro, y luego había llevado todas estas habilidades al mundo de la narrativa (Aira 71-3). Tuvo una gran influencia en él su experiencia en París con los integrantes del Grupo Pánico: el español Fernando Arrabal, el chileno Alejandro Jodorowsky y el francés Roland Topor (Torre-Espinosa 219-44). Estos artistas rechazaban la imagen burguesa del escritor. Influenciados por el Surrealismo tardío (Arrabal conoció y frecuentó a André Breton en la década del 50), los miembros del grupo Pánico querían crear un arte neo-vanguardista original. Deseaban que el artista pudiera expresar en su obra su yo profundo. Jamás hicieron un manifiesto conjunto, porque precisamente buscaban darle al creador total independencia, no ceñirlo a una idea fija. Querían ir más allá de la literatura. No respetaban la separación entre los medios artísticos ni  creían en la educación académica del artista. Ensayaban y experimentaban constantemente, transitando por diferentes géneros y modos expresivos.
Introdujeron en sus espectáculos lo que ellos llamaron la “ceremonia pánica”. La ceremonia pánica era una fiesta, o una situación pública hilarante, exaltadora, donde se mezclaban el ridículo y el ritual (Arrabal 41-52). Combinaban lo serio con lo cómico, lo histórico con el disparate. Fueron rompiendo los criterios de la lógica, para alejarse del realismo. Aparecían en sus obras situaciones inesperadas y azarosas que provocaban distanciamiento, y rompían la ilusión mimética, impidiendo que el espectador o el lector se identificara completamente con la situación. Ese distanciamiento irónico creaba una distancia crítica. La burla constante dirigida hacia sí mismo evitaba que la literatura se volviera autojustificación hedonista. La obra brusca, concebida rápidamente, impedía que el significado se fijara y el autor buscara la perfección, que consideraban poco auténtica, pequeño burguesa y conformista.
Los inspiraba el ejemplo de las primeras vanguardias, que regresaron en los sesenta. El surrealismo era un movimiento que nunca había perdido su vigencia, estaban aún en plena actividad artistas como Dalí y Buñuel, y André Breton seguía ejerciendo su liderazgo.
Los artistas sesentistas, tanto los franceses como los artistas expatriados establecidos en Francia, entre los que estaban los integrantes del grupo Pánico y Copi y los escritores argentinos que vivían en París, simpatizaron con las ideas revolucionarias del Surrealismo. Los artistas surrealistas habían apoyado al marxismo durante los años veinte y al trotskismo en la década del treinta y participaron en las luchas sociales. Creían que el artista no podía ser indiferente a la vida política ni vivir encerrado en su mundo privado. Los jóvenes del sesenta aportaron sus propios ideales revolucionarios. Gran parte de ellos apoyaron la lucha de liberación de Argelia en su guerra independentista contra el poder colonial francés y defendieron la legitimidad de la revolución cubana. La crisis social hizo eclosión, simbólicamente, en el mayo francés de 1968.
Copi planteó su novela La vida es un tango como una alegoría histórica (Montaldo 108-9). Eligió para esta novela momentos y escenarios que fueron importantes en la vida de su familia y en la historia política de su país, Argentina, y de Francia, su patria adoptiva: situó la primera parte de la obra en la redacción del diario Crítica en Buenos Aires, durante mayo de 1940; la segunda parte en París, durante mayo de 1968; la tercera en Paraná, Entre Ríos, durante el carnaval del año 2009 (Link 142-4). Creó una historia ficticia que aludía a varias experiencias biográficas de las que había participado su clan familiar. Su familia tuvo un papel destacado en la formación y establecimiento del periodismo de masas en Argentina. En la novela aparecen tanto su abuelo, Natalio Botana, como su padre, y él mismo (Abós 339-42). Copi hizo una gran comedia con ese pasado familiar.
Ve los acontecimientos históricos desde la perspectiva de su subjetividad, y los proyecta en la luz deformante de la sátira. Presenta situaciones desopilantes, burlescas, grotescas. La acción ocurre siempre en momentos de gran confusión. Quiere que el lector se entregue a él, ría libremente y pierda las inhibiciones. Arrasa con los patrones sicológicos de conducta de la clase “decente” argentina. Busca un lector que supere sus prejuicios de clase. Mantiene la actitud rebelde de las vanguardias históricas de los años veinte: hace suyo el “épater le bourgeois”, ofender el “buen gusto” burgués, ese grito de guerra de los poetas franceses simbolistas, liderados por Baudelaire y Rimbaud, del que se apropiaron las vanguardias varias décadas después.
En la primera parte de la novela la historia del personaje coincide con la trayectoria vital del padre de Copi, en la segunda, con la de Copi mismo, y en la tercera, combina a ambos. Esta manera de tratar la historia con elementos autobiográficos, considerados desde una perspectiva antirrealista, y de hacer girar la trama insistentemente alrededor de sí mismo, con obsesión narcisista, caracteriza la manera de sentir y trabajar de Copi (Pron 107-23).
En la primera parte de la novela, el joven Silvano Urrutia viaja a Buenos Aires en tren desde Paraná. Silvano es el personaje protagónico principal. Copi narra en tercera persona. El joven llega a la estación de Constitución, donde lo espera Lauro Bochinchola, director del diario Crítica.
El diario Crítica fue uno de los grandes diarios de Buenos Aires, fundado por el abuelo de Copi: Natalio Botana (Abós 324-29). En esta novela su abuelo Natalio es el Gordo Bochinchola. Copi, que era dibujante y caricaturista además de escritor, disfrutaba exagerando las características de sus personajes para divertir al lector, y permitirle visualizar sus aspectos más interesantes. Apellida a su personaje “Bochinchola”, que el lector asocia con la palabra “bochinche”, que significa ruido, alboroto. El Gordo Bochinchola es un personaje escandaloso.
Crítica era un diario sensacionalista de gran difusión en Buenos Aires. Fue el primer diario de esas características que tuvo una circulación masiva. Copi, en la primera parte, va a transformar la experiencia del periodismo de masas en una gran comedia caricaturesca y grotesca, en la que muestra el carácter oportunista y poco ético del periodismo contemporáneo, su papel en las luchas políticas y su capacidad de influir en la opinión pública y mediar en defensa de los intereses de los grupos de poder.
Su abuelo, Natalio Botana, que era uruguayo, había fundado el diario en 1913. Su familia vendió el diario en 1951, si bien su publicación continuó hasta 1962. Botana murió en un accidente en 1941, a los 52 años, dos años después de nacer Copi, y eso llevó a una rápida decadencia del periódico. Botana era un genio del periodismo popular, y un maverick político, y su trabajo resultó irremplazable (Abós 335-356). Ni el padre de Copi, un experimentado ejecutivo, ni sus hijos fueron capaces de ocupar un papel de liderazgo en Crítica comparable al suyo. La muerte de Botana generó enfrentamientos entre los hijos, la esposa y el padre de Copi, que se disputaron la dirección y la propiedad del periódico.
 Copi representa a su abuelo en la novela con gran humor. Es un hombre gordo y cínico, que conduce el diario y se ocupa de cada detalle. El Gordo Bochinchola recibe a Silvano, que llega desde Paraná, y se transforma en su antagonista en la primera parte. El personaje de Silvano se basa en su propio padre, Raúl Damonte Taborda, o al menos, en una versión idealizada de él. Copi observó la figura paterna en esta novela con relativo respeto. En su última novela, La internacional argentina, 1987, vuelve a aparecer el personaje del padre, y Copi se burla de él aún más de lo que se burla de su abuelo en La vida es un tango. En esa época el padre de Copi ya había fallecido.
Raúl Damonte Taborda era periodista y, a instancias de su suegro, desarrolló una breve carrera política. Botana lo propuso como candidato a diputado nacional por el Partido Radical. Fue elegido y se transformó en su operador en el Congreso. Su padre, como el personaje de la novela, había efectivamente llegado desde Paraná a Buenos Aires para trabajar en el periodismo. Al tiempo de entrar a Crítica conoció a Georgina, la hija menor de Botana, que se enamoró de él. Poco después se casaron. Damonte se transformó en colaborador y aliado de su suegro, y progresó sirviendo sus intereses económicos y políticos (Abós 339-41).
Los Botana fueron una familia que se formó en el periodismo de masas. Su diario tenía enorme arraigo popular y alcanzaba a grandes sectores de la población. Llegó a tener una tirada de 900.000 ejemplares en 1926, una cantidad exorbitante para una ciudad, Buenos Aires, que contaba en esa época con algo más de 2.000.000 de personas, en un país que tenía 10.000.000 de habitantes. El papel estratégico que jugaba el diario en la sociedad argentina los transformó en una familia influyente. Resultaba fundamental para los sectores poderosos que el diario apoyara su política y defendiera sus intereses. Natalio Botana simpatizaba con el ala conservadora del Partido Radical, los radicales antipersonalistas, que apoyaban a Alvear, y rechazaban a Irigoyen. Las posiciones políticas que defendía el periódico cambiaban con frecuencia. En 1928 Botana apoyó el regreso al poder de Irigoyen, en 1930 se pronunció a favor del golpe militar contra Irigoyen, y en 1931 entró en conflicto con los militares que había apoyado y estos clausuraron por un tiempo su periódico. Crítica era un periódico oportunista, como buena parte de la prensa burguesa de Buenos Aires, pero el gran tiraje le daba más poder a su director que a otros periodistas. Podía influenciar más la opinión pública y su periódico resultaba un arma necesaria para los distintos sectores políticos.
Botana se había transformado, a los pocos años de llegar a Buenos Aires, en un hombre riquísimo. Se unió a la escritora anarquista Salvadora Medina Onrubia. La buena fortuna y el lujo cambiaron la vida de su familia. Su mujer, originalmente muy rebelde, dejó de escribir para el teatro al tiempo de estar con Botana, y sus hijos crecieron en la opulencia (Saítta 30-34). Los Botana eran una familia de gustos extravagantes, que sorprendía con su comportamiento a la burguesía porteña.
En la  primera parte de la novela el Gordo Bochinchola va a la estación de trenes Constitución en la madrugada, junto a su hermano, el Mono, a esperar a su nuevo periodista “pajuerano”, Silvano Urrutia. Era este un joven de 19 años, de Paraná, que había ganado un concurso nacional de poesía organizado por Crítica. Su premio era un puesto en la redacción del diario. Luego de recibirlo en la estación, se dirigen al periódico. En el camino, Bochinchola decide detener su Rolls Royce en un conocido restaurante, “El Tropezón”, frecuentado por importantes personajes de la noche de Buenos Aires.
En esta novela Copi sigue la que ya era su manera habitual de narrar: describe rápidamente lo que sucede, resumiendo los hechos. En momentos precisos detiene el progreso lineal de la historia y abre la trama a una escena dramática. El narrador cuenta alternando resúmenes y escenas. Las escenas son grandes espectáculos grotescos y en ellas suceden las cosas más inesperadas. La primera escena desopilante ocurre en el restaurante “El Tropezón”. Al entrar en el lugar Silvano ve a la famosa actriz de cine Yoli de Parma, a la que admiraba. Está junto a su marido, un Senador, que era hermano del Gordo Bochinchola. El Gordo informa a la concurrencia que Silvano es el joven que ganó el concurso de poesía de su diario. Lo aplauden. Silvano se tropieza con un mozo, que le hecha encima una sopera repleta de líquido. Allí comienza una gigantesca gresca entre los comensales del restaurante, que se insultan, se pelean y se arrojan comida. Logran salir del lugar.
La acción se acelera, impulsada por las sorpresas y los malos entendidos. Yoli se le echa encima y lo besa, mientras el Senador, que estaba borracho, los mea. Se van en el auto. Silvano le dice al Gordo que la prensa en Buenos Aires está corrompida, y que quiere volverse a Paraná. El Gordo lo lleva a la estación para que tome el tren de regreso.
Yoli baja tras él y le ruega que la deje acompañarlo. Él no quiere, porque tiene novia, y ella, agraviada, se lo lleva a su casa a la rastra y hacen el amor. El Gordo lo llama a casa de Yoli y le pide que vaya al diario. En el baño encuentra al Senador, se pelean y Yoli los echa del departamento a los golpes. Van al diario Crítica. Los recibe el Gordo y le presenta a su editor, Horacio Silberman.
Silberman era judío y homosexual. Silvano estaba horrorizado. El Gordo tenía un sirviente negro y lo maltratraba. Poco después les avisan que Silberman se había caído en las rotativas y estaba muerto. Dejaron escrito en un muro: “judío puto”. Había sido un asesinato. Alguien anuncia que los nazis habían ocupado Holanda. El jefe de policía llama al Gordo y le dice que aumentaron los atentados antisemitas en Buenos Aires. Al ir a la oficina del Gordo, Silvano ve que Graciela, su secretaria, el Mono, el Negro y el Senador estaban haciendo una orgía: el Negro sodomizaba al Senador, que sodomizaba al Mono, que sodomizaba a Graciela. Silvano le dice al Gordo que es un inmoral.
Yoli les avisa que habían acusado a Silvano del asesinato de Silberman. Llega el jefe de policía para arrestarlo. Yoli les apunta con un revólver y se lleva a Silvano con ella. La policía los sigue. Se bajan del Rolls Royce cerca del Obelisco y escapan los tres en la moto del Negro. Van al conventillo de la Paloma, donde vive su familia. Esculapio le dice a su padre que había ido a verlo, para presentarle al único hombre honesto de la Argentina.
            Así termina la primera parte. Toda la acción ocurrió en solo un día. En la segunda parte, la trama se desarrolla a lo largo de siete años, en la ciudad de París. El personaje central es el mismo Copi. Raúl padre, el Silvano de la primera parte, se funde con Raúl hijo. El narrador da un salto temporal en la historia de 1940 a 1962. No respeta el tiempo lógico del relato.
Resume lo que había ocurrido desde que Silvano escapara de Buenos Aires. Dorita, la novia que había dejado en Paraná, había quedado embarazada y tuvo un hijo suyo. Su padre se hizo cargo del hijo y se casó con ella. Las fuerzas armadas habían dado un golpe de estado. El Gordo Bochinchola y Yoli hicieron un acuerdo con los militares y cambiaron su libertad por el diario Crítica.
En París Silvano conoció a Arlette, una mujer de 36 años, casada, que cantaba en un cabaret. Tuvo un hijo con ella, Didier, y vivían juntos en un sexto piso.
Tiempo después Silvano recibió una carta del Gordo Bochinchola. Luego de 7 años de padecimiento y mala racha, les había tocado la suerte: el Mono ganó la Lotería y el Gordo, con el dinero, fundó un nuevo diario, Crónica, que en ese momento vendía un millón y medio de ejemplares.
Crónica era, efectivamente, un diario de Buenos Aires, creado en 1963, que poseía un espíritu popular similar al de Crítica. Copi imagina que fue su mismo abuelo quien lo fundó. El Gordo le dice a Silvano que en ese momento han secuestrado a siete Generales y le están exigiendo al gobierno militar que den elecciones. Lo han propuesto a él como candidato. El diario Crónica estaba haciendo una campaña a su favor. Le pide que vuelva. Silvano le responde que no quiere ser Presidente.
Su relación con Arlette era muy mala. Conoce a Solange, una chica que le parecía fea, con quien tenía una gran afinidad espiritual. Silvano se ganaba el sustento cantando tangos en la calle. El Gordo Bochinchola le envía mil dólares y decide volver a la Argentina.
            La llama a Solange y le comunica su decisión. Comienza la gran escena que va a desembocar en el fin de la segunda parte. Les avisan que la policía ocupó la universidad de la Sorbona. Están en la plaza de L´Estrapade, no muy lejos. Aparece una columna de estudiantes marchando por la calle. Al frente, liderándola, va Arlette. Levantan una barricada. Llevan a todos los chicos a un billar, para que no corran peligro. Quieren hacer la revolución. Se enfrentan a la policía. Silvano duda: no entiende bien por qué ocurre todo eso. Arlette marcha con un grupo hacia el Teatro Odeón.
Se habían llevado a su hijo Didier a la Sorbona. Silvano va a buscarlo. Sigue a una manifestación. Se enfrentan a la policía, que les tira gases lacrimógenos. Salen corriendo hacia la Sorbona. Hay un clima de fiesta en las calles: los pintores regalaban su arte, los burgueses les traían alimentos. En el patio de la universidad apilaban libros para quemarlos. Busca a su hijo Didier. Encuentra a Solange y su hija. Las ratas invaden la universidad. Deja a los chicos con un amigo y van al teatro Odeón. Los estudiantes se habían apropiado de los trajes del teatro y pasaban delante de ellos vestidos con ropa de época.
Entran en el Odeón. Arlette estaba en el escenario. Dirigía la representación. Llega Solange. Está cambiada, Silvano la encuentra atractiva. Se abrazan. Van a un palco del teatro y hacen el amor. Silvano se da cuenta que ama a Solange. Va al escenario y canta el himno nacional argentino. Arlette entra desnuda al escenario. Silvano canta el tango “Adiós muchachos”.
Entra la policía y los ataca con granadas lacrimógenas. Persiguen a los manifestantes disfrazados. Arlette empieza a cantar “La Marsellesa”. Cae el pesado telón encima de todos. Golpea con fuerza en el pecho a Arlette. Silvano la abraza. Ella le pide que le haga el amor y cae muerta en sus brazos. Es la primera víctima de la revolución.
Las mujeres se apoderan del cuerpo de Arlette y lo envuelven en una bandera roja. Es una mártir. La llevan en andas al Panteón, mientras cantan “La internacional”.
La gente duerme abrazada en las calles. Silvano quiere ir al aeropuerto con Didier. Llega Solange en moto. Le dice que se vuelve a su país. Le pide que se quede para continuar la revolución. Él le responde que París ha muerto y regresa a Argentina.
            La segunda parte termina con un Silvano que no entiende lo que pasa a su alrededor, en momentos que comienza la revolución de la juventud francesa. No sabe cómo enfrentar la situación y escapa.
En la tercera parte nos encontramos con un hombre que vive perdido. Es 2009 y Silvano va a cumplir cien años, es decir que había nacido en 1909. Cronológicamente no coincide con la fecha de nacimiento del personaje que había dado en la primera parte: 1921. Raúl Damonte Taborda, su padre, había nacido en 1909, y cambia el año anterior al del nacimiento de su padre. Copi nunca vio ese futuro: murió de sida en París en 1987.
Sitúa la acción de esta última parte en Paraná. En la primera parte, el narrador había presentado a Silvano como poeta, en la segunda, cantaba tangos y, en la tercera, es un anciano que escribe sus memorias. Había heredado tierras de su padre y era un hombre rico. El hijo que había tenido con Dorita vivía en Estados Unidos y era ingeniero. Su hijo Didier viajaba siempre a Cuba y Pakistán; creía que estaba metido en política.
Silvano vivía en el pasado, creía que estaba en 1979. Habitaba en la misma casa en que había nacido, cerca del río Paraná. Iba a cumplir un siglo de vida y llegan a visitarlo, desde París, Solange y Yoli. Yoli había estado casada con un hombre marroquí muy rico, había sido amante del Sha de Irán y era dueña de gran parte del centro de París. Solange, la idealista, había sido la primer diputada ecológica de Europa en 1993. Cuando las ve llegar juntas, Silvano cree que lo invaden las ánimas del pasado. Pronto se convence de su error.
Era tiempo de carnaval. El alcalde le avisa que tiene que ir al desfile, donde estarán los otros dos caudillos centenarios de la ciudad. Siempre lo entrevistaban para que hablara de los golpes de estado de los que había sido testigo en Argentina. Silvano se sube a la higuera para esconderse. El Intendente viene a buscarlo, no lo encuentra e invita a Yoli y a Solange a ir al corso con él. Salen y Silvano desciende de la higuera. Llega Pelito, un chico huérfano de ocho años al que él ayudaba. Le dice que encontró la gruta que él buscaba, donde había escondido un tesoro en su niñez. Le promete a Pelito que le va a dejar toda su fortuna, y que la utilice para escaparse. Llegan a la gruta pero el tesoro no era el de él. Pelito va a bañarse al río. Silvano ve un dibujo que había hecho en su adolescencia sobre la pared de la gruta, donde estaba teniendo sexo con una chica. Se desencadena una tormenta. Le parece ver a Arlette en el fondo de la gruta. Su visión cesa y Silvano cae muerto.
            Copi termina la novela con un Silvano que no entiende bien qué pasa a su alrededor. Le recomienda a Pelito, el niño con quien se identifica, usar su dinero para escapar. Esa fue también la actitud que asumió el autor. Su vida fue un continuo desplazamiento, territorial y sicológico. Esa búsqueda caracteriza a su literatura. Sus personajes son seres autodestructivos que viven en un mundo peligroso que cambia siempre.
            Su mundo alegórico es caricaturesco y cómico. Deforma los personajes y las situaciones. Estas se desarrollan con rapidez sin dar lugar a la creación de personajes verosímiles. Se desplaza de la narrativa a la comedia y a la caricatura. Entra y sale de la literatura.
Copi fue testigo del Mayo francés. Las ideas de los expatriados del Grupo pánico, particularmente Arrabal y Jodorowsky, lo ayudaron a legitimar su manera de vivir el arte. Busca siempre la originalidad y trata de sorprender al lector. Las situaciones sexuales que presenta son cómicas y degradantes a un tiempo. No persigue el equilibrio ni la perfección de la forma. El escritor renuncia a la progresión lógica de la historia y cunde el descontrol. Ansía la libertad total. Se expresa en la exaltación y la celebración colectiva. La escena delirante es el núcleo de la fiesta pánica: es el momento clave de su relato. El narrador construye su historia en función de ella.
Primero, cuenta sucintamente los hechos relevantes ocurridos hasta ese momento, los eventos más importantes en la vida de los personajes, y después los libera en una gran escenario, donde tiene lugar la explosión emocional, física y visual de la fiesta descontrolada. Es un gran espectáculo lleno de acción. Sus situaciones inesperadas pueden ser violentas, absurdas y cómicas a la vez.
            Si bien sus tramas no son realistas, Copi proyecta siempre su mundo personal y su problemática en sus novelas. Detrás de la creación alegórica y de la fábula nos muestra su historia de familia, sus preocupaciones de escritor, y su vivencia de la sexualidad. Su literatura gira en torno a su vida.
            Copi forma parte de ese grupo de artistas expatriados que se fueron de su país buscando algo, y escapando de aquello que los limitaba y angustiaba. Estaban tratando de defender su creación. Cortázar y Saer pudieron, en Francia, tomar distancia con su país natal y lograr una mejor perspectiva de su sociedad y su cultura. Hicieron de su exilio el instrumento doloroso de su arte. El sentimiento de pérdida que expresan Cortázar y Saer en sus novelas, su obsesión con su patria, su necesidad de estar lejos pero espiritualmente en ella, marca el viacrucis del expatriado.
Copi había salido de Buenos Aires a los 6 años y vivió parte de su infancia en Montevideo. Su familia era uruguayo-argentina. Regresó a Buenos Aires en 1955, durante su adolescencia, y vivió allí hasta 1962. Ese año se fue a Francia y ya no volvió a residir en su país. Vivía en un proceso de búsqueda constante y amaba el movimiento y la transitoriedad. Se desplazaba de una lengua a otra y probablemente, como creyó Aira, no se encontró a sí mismo en ninguna (Aira 67). Se sentía extranjero dentro y fuera de su lengua (Estrade 161-74). Copi nos comunica en su obra esa sensación de novedad y extrañeza que también encontramos en otros artistas vanguardistas y neovanguardistas expatriados, como Samuel Beckett y Fernando Arrabal.
Su arte provisorio desconfía del arte pequeño burgués condescendiente y busca las emociones fuertes, los placeres terribles, dolorosos y prohibidos. Quiso dejar un testimonio de quien era. Habló de su país, del periodismo, de su familia, de París, de su homosexualidad y del Sida, la enfermedad terrible que lo mató. Fue militante homosexual, denunció el racismo, criticó a la sociedad argentina y se burló de sí y de los suyos. En vida, como otros artistas expatriados, se sintió mutilado. En La vida es un tango resolvió, simbólicamente, el dilema del retorno a la patria, al lugar de origen. Silvano volvió a Paraná y encontró el tesoro escondido en la caverna. Tuvo su visión final del amor. Regresó a su patria y se encontró a sí mismo. Su odisea tuvo un final feliz. No fue sin embargo el destino de Copi, como no lo fue tampoco el de esos otros expatriados ilustres: Cortázar y Saer.
Copi nos dejó una obra imperfecta, experimental, porque no creyó ni en la vida perfecta ni en el arte perfecto. Creyó en el arte como búsqueda de sí y testimonio de sus experiencias y sus deseos. Fue un artista neovanguardista, post-surrealista, que sintió que la vida era cambiante, fugaz y transitoria, y exigía una  transformación y una reinvención constante, y trató de mostrarlo y comunicarlo en su obra.
           

Bibliografía citada  

Abós, Álvaro. Ciudadano Botana. Buenos Aires : Vergara, 2013.  
Aira, César. Copi. Rosario : Beatriz Viterbo, 1991.
Arrabal, Fernando. La panique. Paris: Union Générale d´Éditions, 1973.
Copi (Raúl Damonte Botana). Obras. (Tomo I). El uruguayo, La vida es un tango,
La Internacional Argentina, Río de la Plata.  Barcelona: Anagrama, 2010.
---. L´Uruguayen. Paris : Éditions Christian Bourgeois, 1999.
---. La vie est un tango. Paris :Éditions Libres-Hallier, 1979.
---. La cité des rats. Paris : Belfond, 1979.
---. Le bal des folles. Paris : Christian Bourgeois, 1977.
---. La guerre des pédés. Paris : Alvin Michel, 1982.
---. L´ Internationale argentine. Paris : Belfond, 1978.
---. Une visite inopportune. Paris : Christian Bourgeois, 1999.
---. La Pyramide, La tour de la Défense, Le Frigo, La Nuit de madame Lucienne,
Les Escaliers du Sacré-Cœur. Paris : 10/18, 1988.
---. Cachafaz/La sombra de Wenceslao. Buenos Aires : Adriana Hidalgo, 2002.                                              
---. La femme assise. 1981. Paris : Stock , 2002.
---. L´homosexuel et la difficulté de s´exprimer. Paris : Christian Bourgeois, 1998.
---. Eva Perón. Paris : Christian Bourgeois, 1993.
Estrade, Christian. « Copi : extranjero en la lengua ». Ana Santos, José Domingues
de Almeida, Edts. L´Étranger tel qu´il (s´) écrit. Porto : Universidade
do Porto, 2014 :161-174.
Link, Daniel. La lógica de Copi. Buenos Aires : Eterna Cadencia, 2017.
Mateo del Pino, Ángeles. Un argentino o la teatralidad del simulacro : Copi”. 
            Arrabal No. 7 (2010): 209-20. 
Montaldo, Graciela. “Un argumento contraborgiano en la literatura argentina de los
            años 80 (Sobre C. Aira, A. Laiseca y Copi)”. Hyspamérica No. 55 (1990): 105-
            112.
Pron, Patricio. “Aquí me río de las modas”. Procedimientos transgresivos en la
 narrativa de Copi y su importancia para la constitución de una nueva poética
en la literatura argentina. Tesis doctoral. Philosophischen Fakultät de la
Georg-August-Universität de Göttingen, Alemania. 2007. Web.
Saítta, Sylvia. “Un nuevo modelo de mujer”. Teatro No. 110 (Mayo 2012): 30-34.
Tcherkaski, José. Habla Copi. Buenos Aires : Galerna, 2013. Nueva edición ampliada.
Torre-Espinosa, Mario. “La influencia de las vanguardias francesas en el Teatro
            Pánico de Fernando Arrabal”. Impossibilia. Revista Internacional de Estudios
            Literarios No. 17 (Mayo 2019): 219-44.


Publicado en Revista Renacentista. Junio 2020. 

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