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viernes, 12 de mayo de 2023

PÓRTICO DEL NACIMIENTO

                      de Alberto Julián Pérez


Free at last!


Yo me morí ayer.

Estoy en el día después.

Free, free at last!

Soy libre, tengo otra vida.

Escapé a mi destino.

El perro que me muerde los talones quedó atrás.

Habito un nuevo espacio imaginario.

Llámenle poesía, llámenle eternidad.

Lo alienta el mismo espíritu: Dios, la palabra.

En el principio era el verbo. Y se hizo la luz...



El placer de nacer


El placer de nacer

en un nido de tiempo.

Aletean palomas a mi alrededor. Envidio sus alas.

Mi madre anestesiada para olvidar su dolor.

Tuvo aquella vida

que la lastimó en su amor.

Con ojos empañados dicta su sentencia:

ya nunca serás feliz, has nacido a la muerte.


Una pasión consentida


¿Qué es la vida sino una pasión

con-sentido, sin-sentido,

un guiño hecho a Dios en el vacío

que no alcanza

para la resurrección?

Vivimos enojados con nuestro destino. 

No hemos sido

los más grandes.

Son otros los héroes celebrados,

y nosotros, los olvidados,

sentados en un café al atardecer,

vemos pasar la procesión del mundo 

sin comprender,

como quien mira una película muda.


La vida de nuevo


Nací en una nube rellena con hilos de oro.

Tirando de ellos salía del laberinto del tiempo,

e ingresaba

en la vida ilimitada del espíritu.

Como un ángel veía a Dios.

Nos mirábamos intensamente a los ojos.

Sentía que me amaba.

Después despertaba y era yo

pasajero del abismo 

perdido entre las flores.

Dirección permanente: la Esperanza.


Amanecer


Este pobre cuerpo condenado 

se levanta al alba

sediento de luz y de cielo;

se busca en los espejos, transparente,

y descubre al Espíritu: Ecce homo!

Ese es el hombre.

Hubo otro mejor que nosotros;

lo necesitamos... como un hijo 

necesita al padre, y el padre al hijo.

Algún día

mereceremos su perdón

e iniciaremos

una vida radiante.


El adiós


Las palabras de despedida del hijo,

las palabras de esperanza del padre,

las palabras de desesperación

de Cristo,

su dolor, su lamento:

¡Señor, por qué me has abandonado!

Oculto en lo humano y en lo divino,

la miseria,

y en sus sueños

el dolor,

y en el dolor la vida.

El sabor de lo humano... 

la partida, la amargura;

el reencuentro, la dulzura.

Y en la vida

la muerte,

y en la muerte el espíritu.

Los amantes son uno,

y, dichosos, comulgan, 

frente al arbusto de fuego, 

antes de entrar en el desierto.


                                 Publicado en Revista Renacentista, Mayo 2023. Web. 

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