de Alberto Julián Pérez
Descansan
en los anaqueles
los libros dormidos
esperando al lector
que los despierte.
Qué autores los soñaron
Dios lo sabe,
él es el Autor de todo.
(También nosotros
estamos en su Libro.)
Tomo uno al azar
y lo abro sobre la mesa.
La luz balsámica
ilumina sus páginas.
Su rico flujo
de palabras y sentidos
inunda mi mente ávida.
El volumen, misterioso,
me desafía.
Me llega en el tiempo
su mensaje.
En el mejor estilo
de una canción prohibida
se suceden los sueños
encerrados en sus páginas.
Sus deseos renacen
y me alcanzan.
Ábrete sésamo,
¡qué la luz se haga!
En las palabras
que despiertan
confluyen
todos los rumbos.
Sus frases
me hacen poderoso.
Venceré al destino.
Me adueño del mundo
poco a poco.
Como hormiga
le robo su sentido.
Lo lamo y lo gusto
como un hueso.
La médula del papel
me alimenta.
El pensamiento
viaja por las páginas.
Las imágenes
y sonidos del lenguaje
me embelesan.
Cantan en mi oído,
me abren su caleidoscopio.
Ser o no ser,
he ahí el problema.
Todo es literatura
para mí. Su universo vive.
Como monje
custodio el gran tesoro,
soy su guardián,
su bibliotecario,
su poeta.
Publicado en Revista Renacentista, noviembre 2024. Web.
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