Alberto Julián Pérez ©
En Estrella distante, 1996, Roberto Bolaño (1953-2003) presenta a sus
personajes poetas dentro de un mundo cerrado y alegórico. Son seres ambiguos,
capaces de los actos más puros y sublimes, y de las mayores abyecciones. Sitúa
la acción principal de la novela en Chile en 1972-1973, en vísperas del golpe
militar del General Pinochet contra el gobierno socialista de Salvador Allende.
En su trama se enfrentan los poetas revolucionarios, que apoyan o sienten
simpatía por el gobierno de Allende, al poeta de ultraderecha Alberto
Ruiz-Tagle/Carlos Wieder, partidario del golpe. En este ensayo me propongo
tratar de entender cómo Bolaño plantea e interpreta la relación entre poesía e
historia en su novela.
Bolaño caracterizó al poeta Wieder como
un personaje infernal, apocalíptico, rebelde, como un héroe del mal. Albert
Camus, en su ensayo L’homme révolté, 1951,
estudió a los grandes rebeldes de las letras, como Sade y Lautreamont (Camus
41-44).[1]
El novelista, creía Camus, buscaba encerrar en su obra el caos del mundo para
darle una forma y salvarlo.[2]
George Bataille, en un artículo temprano de 1933, describió el fascismo como un
enfrentamiento entre fuerzas heterogéneas, disolventes, y fuerzas homogéneas,
centralizadoras. Los fascistas eran seres “violentos, desmesurados, delirantes
y dementes”, decía, y buscaban, como individuos, o formando parte de las masas,
romper las leyes de la homogeneidad social (Bataille 142).[3]
Bolaño, que vivió en Europa más de
dos décadas, estudió la historia del nazismo y la segunda guerra mundial, e integró
su problemática como tema en sus novelas. El nazismo había sido una utopía
delirante que buscaba crear un imperio racista para dominar el mundo. La manera
racional y metódica en que los nazis planteaban la organización política de su
imperio puso en crisis la concepción política racional del estado. Bolaño vio
el nazismo como un substrato presente en los peores impulsos de la naturaleza
humana. El ser humano gozaba dominando a los otros, haciéndose dueño de sus
destinos y no valoraba la vida. Presentó a personajes nazis en varias de sus
obras. El argumento de Estrella distante
apareció primero en un relato de su libro La
literatura nazi en América, “Ramírez Hoffman, el infame”, publicado en el
mismo año. En ese libro Bolaño esbozó una serie de biografías de escritores
infames de derecha de distintos países de América.[4]
El golpe militar chileno fue un
hecho político emblemático que conmovió al mundo latinoamericano en los años setenta.
Allende había sido el primer presidente socialista democráticamente elegido en
Hispanoamérica. La oligarquía chilena, el empresariado y la jerarquía
eclesiástica apoyaron el golpe militar de ultraderecha que lo derrocó. El
gobierno norteamericano consideró al gobierno de Allende una amenaza política en
el continente, y los servicios de inteligencia de la CIA ayudaron a
desestabilizarlo y colaboraron en la sangrienta represión (Streeter 1-20).
Bolaño, que vivía en México, volvió a Chile durante los últimos meses del
gobierno socialista, con la idea de quedarse definitivamente a vivir en su
país. Encarcelado brevemente después del golpe, fue testigo de la represión
militar, y decidió regresar a México.
Tanto en el relato “Ramírez Hoffman,
el infame”, de La literatura nazi en
América, como en su novela Estrella
distante, Bolaño aparece como personaje y narrador en el relato con su
nombre real, y en la novela mediante su alter ego Arturo Belano. Este giro
autobiográfico es significativo en la narrativa de Bolaño y marcó un cambio
cualitativo en su escritura, con respecto a sus novelas anteriores, particularmente
Monsieur Pain, La pista de hielo y El Tercer
Reich. Esta nueva forma de narrar, confesional y patética, moviliza más al
lector y disminuye el distanciamiento intelectual que caracterizaba la
narración de sus primeras novelas.
En Estrella distante Bolaño nos introduce en el mundo literario e
intelectual del Chile de Allende, nos muestra la vida y preocupaciones de sus
estudiantes de letras, sus profesores y poetas jóvenes. Wieder, el aviador
poeta al servicio de la derecha chilena, asiste a los talleres de poesía
organizados por los profesores Juan Stein y Diego Soto, con el nombre falso de
Ruiz-Tagle. En los talleres de poesía participan jóvenes poetas estudiantes de
la Universidad de Concepción. Los militares sospechaban de los estudiantes que simpatizaban
con los movimientos de izquierda. Wieder se infiltra en los talleres para
espiar y durante el golpe asesina a varios estudiantes, entre ellos a sus
amigas y compañeras de taller.
El teniente Wieder se siente
verdaderamente un poeta. Belano y sus amigos se burlan de él y creen que su
poesía es mala. Luego del golpe Wieder es el poeta preferido del régimen de
Pinochet. Tiene un concepto neo-vanguardista de la poesía, que se asemeja al de
los poetas Futuristas de principios de siglo, que idealizaban la mecanización,
el progreso y creían en las acciones extremas y violentas. Su poesía es de tendencia
metafísica y religiosa, y busca romper la barrera que separa la escritura, de
la realidad y la historia. Inventa lo que él denomina “acciones poéticas”
(Gamboa Cárdenas 214-223).
Chiara Bolognese ha comparado las
acciones poéticas del poeta nazi Wieder con las que había realizado en New York
en los años ochenta el poeta chileno Raúl Zurita. La postura política de Zurita,
aclara Bolognese, era contraria a la de Wieder, ya que Zurita militaba en un
grupo de escritores que resistía al gobierno dictatorial de Pinochet. El personaje
de la novela, según Bolognese, resulta una parodia de las acciones poéticas de
Zurita (Bolognese 259-63). Wieder escribía poemas metafísicos con humo en el
cielo, con un avión alemán de la segunda guerra mundial. Su imaginación poética
buscaba controlar y cambiar el mundo real. De las fantasías de dominio y
destrucción pasó a la acción directa y al crimen.
Los poetas que presenta Bolaño en la
novela son personajes ambiguos, esquizoides, que atacan y rechazan al otro, y
lo utilizan para establecer su propia identidad.[5]
El mundo literario enfrentado que nos muestra refleja las
luchas entre la izquierda y la derecha en Chile. La literatura no puede cambiar
ni corregir la historia, la repite. Wieder, el oficial de la fuerza aérea,
espía y poeta, elige como víctimas de sus crímenes políticos a otros poetas. Se
siente omnipotente. Su imaginación estética concibe una obra grandiosa,
vanguardista y renovadora. El crítico literario de derecha del diario
conservador El mercurio, Icabache, que
apoyó el golpe, lo considera un gran poeta (Estrella
distante 45). Es el más aventurado de todos. Belano y Bibiano, que años más
tarde lo buscarían para destruirlo, lo admiraban y envidiaban. Wieder había
demostrado su superioridad como hombre y como poeta: tenía un físico
privilegiado, seducía a las mujeres más bellas, llevaba a la poesía al último extremo,
cruzaba la barrera entre la vida y la muerte, y desafiaba las normas de conducta
del “establishment” militar con sus vuelos arriesgados y exhibicionistas. Cuando
finalmente expone en un “happening” las fotografías de sus crímenes, violando
el secreto militar, el Ejército lo detiene y lo expulsa de sus filas. A pesar que
forma parte del régimen de Pinochet, y participa en la represión de
izquierdistas, el ejército lo rechaza. El poeta nazi rebelde termina enfrentado
a las instituciones del estado.
A diferencia de Wieder, Belano y sus
amigos poetas se adaptan a los cambios que trae en sus vidas el golpe militar
de Pinochet. Actúan con prudencia y resignación para sobrevivir: Belano se va de
Chile, emigra a Europa y se establece en Barcelona, mientras su amigo Bibiano O’
Ryan, compañero del taller de poesía de Juan Stein, subsiste en Concepción con
un modesto empleo de vendedor en una zapatería. Los dos abandonan poco a poco
la poesía: Bibiano publica años después un libro de ensayo, El nuevo retorno de los brujos, que le
da prestigio, y planea escribir un libro sobre la literatura nazi en América, mientras
que Belano se resigna a escribir novelas, un género que considera inferior a la
poesía. Estrella distante es la
historia que Belano le cuenta a Bolaño y que éste último presenta en su libro.
Bolaño juega con la identidad de los dos poetas fracasados, Belano y Bibiano y
con la suya propia. Como en los cuentos de Borges, los sujetos se desdoblan, la
identidad es intersubjetiva, pasa de un personaje a otro.[6]
La problemática que plantea la
personalidad del poeta nazi ocupa el centro de la novela. Wieder es una figura
emblemática, a la que Bolaño trata con ironía, pero sin burla: es el último
vanguardista y poeta maldito. Si bien nuestros grandes vanguardistas históricos
hispanoamericanos, Vallejos, Neruda, fueron poetas revolucionarios y se
adhirieron al comunismo durante la época de la entreguerra europea, en los años
treinta, muchos otros vanguardistas, sobre todo europeos y norteamericanos, como
Marinetti y Pound, fueron de derecha, y colaboraron con el fascismo. No tenemos
en Hispanoamérica modelos propios de poetas vanguardistas fascistas de éxito, y
Bolaño los inventa para recordarnos que podrían haber existido. Está intentando
derribar nuestros propios mitos literarios. No está de acuerdo con nuestros
valores o descree de ellos.
El personaje poeta que él concibe es
ambiguo, culposo, narcisista, autodestructivo. La novela presenta un mundo de
poetas que compiten entre sí, se envidian y se detestan. Los líderes de los dos
talleres de poesía de Concepción: Juan Stein y Diego Soto, son enemigos; las
hermanas Garmendia, bellas poetas, asisten al taller de Stein y desean al mismo
hombre, que las asesina después del golpe militar; Arturo Belano, el alter ego
del autor, compite con su amigo Bibiano, y son poetas mediocres. Distintos
críticos, como Celina Manzoni y Franklin Rodríguez, han estudiado la aparición
de dobles en la novela como un recurso técnico derivado de la literatura
fantástica. Rodríguez recurre a la noción freudiana de lo “ominoso”, y Manzoni
habla de la recuperación de la memoria y el reconocimiento del “phantasma” (Rodríguez
208 y Manzoni “Narrar lo inefable…” 40-1). Bolaño está tratando de negociar lo
real, creo yo, desde una perspectiva diferente y nueva. Somete a sus personajes
a un proceso metódico de duplicación. Los dobles de Bolaño son gemelos casi
siempre, forman parte de una misma identidad. El autor asocia las mitades que
la historia ha separado. El resultado es conflictivo, y hasta monstruoso. Las
consecuencias políticas de estas duplicaciones son imprevisibles.
Bolaño ve al ser humano
contemporáneo como un sujeto dividido, esquizofrénico, y esta percepción es
constitutiva de su literatura madura. Refleja su propio drama biográfico, como
escritor que vivió alejándose de un núcleo primario en el que tuvo experiencias
seminales y tratando luego de regresar a él en el mundo imaginario de su
literatura: de regresar al México de su juventud, cuando descubrió la poesía
junto a sus amigos Infrarrealistas; de volver al Chile de Allende en vísperas
del golpe de Pinochet, para intentar luchar contra la dictadura; de regresar a
su juventud de emigrante latinoamericano en Europa, pobre y marginado. Como lo
proponía Borges en su práctica narrativa, sus personajes proyectan aspectos
biográficos de la vida del escritor: el sujeto busca saber quién es, se
desplaza constantemente de un lugar a otro, sin descanso, y al final del viaje
encuentra a ese otro que es él, y en el que busca reconocerse: Carlos
Wieder/Ruiz Tagle es su hermano siamés (Estrella
distante 152). El nazi asesino no es más que el reflejo del mal que anida
en su alma.
En la novela la historia es un espejismo
y una pesadilla. Bolaño propone observarla desde una perspectiva crítica y
lúdica. La literatura nazi en América
es un ejercicio narrativo en que presenta una historia literaria imaginaria
perversa que refleja paródicamente la historia literaria heroica en la que
sueñan los escritores latinoamericanos. Toma como modelo a Borges, y su Historia universal de infamia (Manzoni, “Biografías
mínimas/ínfimas y el equívoco del mal” 17-9). Borges tenía una visión no
evolutiva, cíclica y decadente de la historia. Lo comprobamos en sus biografías
paródicas de individuos infames, y en muchos de sus cuentos, como “El
inmortal”, “Los teólogos” y “Deutsches Requiem”. En este último Borges propuso
distintas posibilidades no realistas para interpretar la historia del nazismo y
el holocausto. Bolaño juega en sus novelas y cuentos con la idea de la
repetición de la historia, y dramatiza el proceso de crisis y autodestrucción
que puede llegar a vivir el individuo. La historia no es un camino de
salvación.
El sujeto no puede habitar dentro de
una historia unidimensional porque es un ser dual. La literatura logra
representar a ese sujeto dividido mucho mejor que la historia. Los escritores en Hispanoamérica buscan la
verdad y dan a la literatura el lugar que tenía la filosofía para los europeos.
Los personajes de Bolaño entran en conflicto con la historia. Para la literatura
el mundo es una pesadilla. En Estrella
distante Wieder quiere encontrar un lugar dentro de su sociedad. Es parte
del movimiento conspirativo anticomunista que trata de destruir un sistema de
gobierno al que consideran peligroso. Los militares persiguen a socialistas y
marxistas y reprimen a la sociedad civil. Quieren crear una historia nueva con
ellos como salvadores y héroes. Se consideraban parte de una cruzada, que necesitaba
de la violencia para conseguir sus fines. Wieder, en su momento supremo como
poeta, escribe con su avión en el cielo el poema metafísico por excelencia: el
Génesis en latín (Estrella distante
36). Después escribe otro poema aéreo en que dice que “la muerte es
resurrección” (Estrella distante 91).
En ese acto Wieder se reencuentra con los poetas malditos Rimbaud y Lautréamont,
que le cantaban a la destrucción y a la muerte. Como poeta demoníaco lucha
contra la historia del hombre, se rebela contra ella.
Con el poema-acto Wieder busca que
el lenguaje poético ingrese en la realidad y se fusione con ella. Es el sueño
nunca conseguido por las vanguardias: eliminar la separación entre la obra de
arte y el mundo. Sus poemas aéreos son el epítome de su rebelión metafísica. El
asesinato de las hermanas Garmendia no es distinto a sus poemas: es un poema. Exhibe
en un “Happening” las fotos de las mujeres asesinadas como una obra de arte. Llegado
a ese punto, sin embargo, nadie entiende a Wieder: el régimen del dictador Pinochet
lo rechaza, lo castiga.
Al igual que los poetas que querían
luchar a favor de la liberación social, como el narrador mismo, Juan Stein y
Diego Soto, Wieder termina exiliado (Fischer 155). La sociedad expulsa a los
poetas, sean de izquierda o de derecha, tanto a los revolucionarios como a los
fascistas. Wieder es políticamente el poeta más reaccionario, pero estéticamente
es el más revolucionario. Es el único capaz de llevar los presupuestos poéticos
de las vanguardias a un extremo: realiza el poema acto, la acción poética que
epitomiza la aspiración vanguardista al arte absoluto. Cruza el espacio que
separa las fantasías de agresión de la realidad, y mata. Busca abolir la
historia e ingresar en el tiempo cíclico del mito. Para los otros poetas Wieder
es un asesino sin justificación. Está fuera de la ley y cualquiera puede
matarlo. Lo perseguirán hasta darle el castigo merecido y hacer que la historia
y la justicia humana triunfen, desterrando a los falsos dioses.
Bolaño no asimila la historia del
mundo latinoamericano a la del europeo. Después de haber crecido en Chile y
vivido durante su primera juventud en México, se radica en España, en el área de
Barcelona, donde reside durante más de veinte años. Experimenta las condiciones
de vida y la idiosincrasia de los dos continentes. Puede comparar sus historias
y sabe que son distintas. Los regímenes de derecha latinoamericanos, como el de
Pinochet en Chile, fueron regímenes impopulares. No contaron con el apoyo del
pueblo. Fueron regímenes de fuerza pero tuvieron, paradójicamente, limitada
fuerza y legitimidad política. El pinochetismo no surgió de un movimiento de
masas. Fue resultado del acuerdo político entre la oligarquía chilena, la
iglesia y el ejército para destruir un régimen socialista, con el apoyo de
Estados Unidos. El pueblo repudió el golpe. Muy distinta fue la situación del
nazismo y el fascismo en Europa, antes de la guerra y durante la misma. Estos
sí fueron regímenes populares, que recibieron apoyo de las masas, y tuvieron una
ideología racista que no existió en los golpes de estado de derecha de
Latinoamérica. Mientras los ejércitos nazis lucharon contra ejércitos de otros
países en una contienda internacional, los ejércitos nacionales
latinoamericanos actuaron como fuerzas de choque al servicio del imperialismo,
y lucharon contra su propio pueblo.
Los poetas revolucionarios de Estrella distante son parte de la
historia trágica de América, aunque no la comprendan bien. Stein se hace
guerrillero, pero el resto no sabe cómo luchar. Wieder no interpreta bien la
situación política: quiere ser un poeta-héroe, pero el ejército mismo lo
rechaza. El narrador y sus amigos recuperarán el sentido ético de la rebelión
gracias a la literatura. La literatura para ellos es el último baluarte de
defensa de sus valores vulnerados. Belano, contando la historia de Estrella distante, está dando testimonio
de una generación perdida. Wieder, por su parte, continúa con su búsqueda
poética en el exilio: milita en el grupo de Poetas Bárbaros en Francia, como un
último intento de unir estética y fascismo. Cuando el detective Romero va a
Barcelona a matar a Wieder, veinte años después de los episodios del golpe en
Chile, Wieder había fracasado y estaba espiritualmente muerto, como lo indica
Belano (Estrella distante 154-5).
Los héroes poetas de Bolaño son
personajes excéntricos, exaltados. Oscilan entre el bien y el mal, pasan de lo
sublime a la autodestrucción. Viven al borde del abismo, porque así concibe
Bolaño la literatura. Es un lugar peligroso donde el escritor se juega el todo
por el todo.[7]
Para Bolaño la novela no es un género burgués. La novela que él concibe toma
como modelo la poesía. Su novelística es una reflexión sobre el lugar del poeta
y la poesía en el mundo contemporáneo. El poeta es un personaje que escapa de la
realidad cotidiana, no puede vivir en ella, la niega. Es un personaje
dionisíaco. El poeta como personaje lleva al género novelístico a un extremo:
es un personaje antiburgués, que lucha contra la normalidad burguesa. El
interés económico no lo mueve, ni se preocupa por los valores de la familia.
Tampoco la patria es un argumento esencial para el poeta, pero sí el heroísmo.
El poeta busca el heroísmo y vive al límite, al borde del sacrificio supremo,
que es dar la vida por una causa. La preocupación fundamental de Bolaño es la
literatura y la poesía. Para él la literatura ocupa el lugar que tiene para
otros la filosofía: es un sistema para pensar el mundo. Bolaño cree en una
poesía trascendente y en la literatura como fuente del saber.
Wieder encarna el personaje
dionisíaco mayor de la novela. Es un dios y un monstruo al mismo tiempo. Todos
reconocen su superioridad, que demuestra a través de sus actos: es un gran
poeta y un gran asesino, un gran rebelde y un gran traidor. Es un dios caído. Al
final de la novela muere Wieder. Bibiano y Belano, sus rivales y enemigos, se
salvan. Uno ya es un escritor reconocido y el otro un escritor en ciernes. Estrella distante muestra la
consagración de Belano, que le ha dictado la novela al autor. Con la ayuda del
detective Romero, Belano saca de la historia a su parte funesta: el criminal. Expulsa
lo negativo, lo heterogéneo, y reconstruye la unidad del mundo.
Bolaño trabaja los géneros con
entera libertad y sin respetar formas canónicas. Su libro de poemas Los perros románticos es prosaico, y su
novelística lucha por romper las formas convencionales o realistas del narrar.
Inventa dispositivos formales para escapar de las constricciones a que la
narrativa somete a la invención poética. Esta búsqueda formal, ya manifiesta en
Estrella distante, alcanza su
plenitud en sus novelas siguientes, Los
detectives salvajes y 2666.
Bolaño es un escritor anticanónico,
un inventor que propone su propio tipo de literatura. Trata a los géneros
populares, como el policial y el fantástico, como elementos secundarios y
ancilares dentro de su obra. Considerar que su narrativa es policial o
fantástica sería reducir su proyecto literario, que existe, a una noción
limitada y mecánica, determinista (de Rosso 136).[8]
Bolaño busca en la literatura, sobre todo en la poesía, la trascendencia, o
sea, la salvación. Su novela no es práctica y materialista. Le interesa el ser,
el devenir, el universo. Esos son sus problemas.
Para él la poesía es el primer género
y el último género posible. Su ideal no fue la poesía lírica, en que la voz
poética es única, monológica, y el poeta habla como si fuera una divinidad. Wieder
es un ejemplo de poeta lírico. El poeta lírico busca lo absoluto y por eso
Bolaño lo caracteriza como fascista. Bolaño prefirió la antipoesía de Parra. En
la antipoesía el poeta se rebela contra la lírica, escribe poesía prosaica, en
lenguaje común. Rompe el monólogo y emplea el diálogo dramático. Introduce al
otro. El antipoeta se rebela contra el poeta lírico. Pierden esta dimensión
literaria aquellos críticos que ven su novela exclusivamente como obra de tema
histórico y crítica política, antidictatorial, comprometida (Carreras Rabasco
160-70 y Ramírez Alvarez 38-39). Bolaño no fue un escritor comprometido, como
lo fueron los escritores marxistas de los años sesenta, como Neruda y Fuentes. Si
bien a Bolaño le preocupó la dimensión ética en sus novelas, su búsqueda iba
más allá. El mal para Bolaño tiene su lugar dentro de la literatura, en un universo
literario. Bolaño ha heredado el espíritu herético del surrealismo, la
revolución debe ser permanente, el cambio continuo.
En sus novelas el mundo de la
realidad tiene una relación fluida con los sueños. No hay frontera que separe
la realidad del sueño. Sus personajes se desplazan entre ambos. El personaje de
Estrella distante que mejor
representa este pasaje es el artista sin brazos Lorenzo/Petra, que consume su
vida llevado por un impulso irrefrenable que lo arrastra, simultáneamente, a la
creación y a la autodestrucción. Sus personajes son vitales, están sobredimensionados,
son poetas. Quieren más de lo que pueden lograr, no se conforman con lo que les
da la vida. Están permanentemente insatisfechos. Aspiran a la totalidad, que es
inconquistable. Al final de las novelas siempre queda una sensación de derrota.
Para Bolaño, como para Borges, la
literatura es un sistema autónomo con reglas propias y se alimenta de su
historia. El escritor, para crear, parte de la literatura, y no de la realidad.
Borges, que era un pensador escéptico cuando se trataba de discutir problemas
filosóficos, idealizaba la literatura. Sin negar la existencia de valores, creía
que el mundo era incognoscible. No sabemos, según él, si lo que creemos conocer
es la verdad. Los valores eran importantes desde una perspectiva antropológica,
como creación humana, y reflejaban la ética de cada época.
Bolaño no discutió las grandes
cuestiones metafísicas como Borges. No fue un pensador filosófico, fue un
pensador literario: la literatura era la base de su reflexión. Creía en la
literatura como saber y fundamento epistemológico de nuestra cultura. La consideraba
una de las grandes problemáticas del ser humano. Era necesario reflexionar,
pensar el mundo desde la literatura, espejo del hombre, que se proyecta en ella,
deformado y transformado. Mediante la literatura el escritor puede acercarse a
la idea de salvación y concebir la trascendencia.
Bolaño no crea sus personajes con
criterio sicológico, y éstos no se dejan psicoanalizar fácilmente. Transitan
del mundo consciente al subconsciente onírico como un espacio sin fisuras. La
historia tiene en el mundo onírico su contrapartida (Aguilar 151). El poeta se
alimenta de los dos. Sueño e historia forman su realidad. El sujeto no puede
vivir dentro de la historia solamente, porque en su mundo psíquico sus
experiencias se mezclan con sus sensaciones y sus sueños. La poesía prevalece
sobre la historia, y es el valor máximo. Aquí se separan la historia americana
de la europea: después de la tragedia del nazismo y la Segunda Guerra Mundial
la historia europea cae en el nihilismo, la destrucción y negación de los
valores (Camus 307-314). La historia Latinoamericana no. Las guerras civiles,
las tiranías genocidas, la explotación neocolonial no lograron destruir el
sistema de valores en América Latina. Su pueblo siempre creyó en sus luchas y
utopías, en una salvación propia y en un destino único. Pinochet pudo
desmoralizar al pueblo chileno, pero no lo destruyó. Este no siguió al
dictador, como el pueblo alemán siguió a Hitler. Las dictaduras
latinoamericanas fueron dictaduras contra las clases proletarias, y no contra
poderes extranjeros. El pueblo nunca se identificó con los valores de las
dictaduras, ni de las instituciones que las secundaron, como la jerarquía
eclesiástica.
Estrella
distante termina de manera optimista. Castigan al poeta asesino y triunfan
los otros escritores: Bibiano O’Ryan y Arturo Belano. Se salva la literatura. La
poesía, demuestra Bolaño, no es una experiencia agotable. Contiene un substrato
mítico en constante transformación y metamorfosis. Su don es circular. Dentro
de ese universo literario la poesía ocupa el lugar de la divinidad.
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[1] Camus
vivió en Francia durante la Segunda Guerra mundial durante la ocupación nazi.
Hitler, consideraba, había creado una religión colectiva que generó una ira
desmesurada en sus seguidores. Era un tipo de revolución nihilista que se
volvió contra ellos, y los llevó a la destrucción y al suicidio (Camus 236).
[2] Dice
Camus : « Une analyse
détaillée des romans les plus célèbres montrerait, dans des perspectives chaque
fois différentes, que l'essence du roman est dans cette correction perpétuelle,
toujours dirigée dans le même sens, que l'artiste effectue sur son expérience.
Loin d'être morale ou purement formelle, cette correction vise d'abord à
l'unité et traduit par là un besoin métaphysique (275) » .
[3] Bataille consideraba que la sociedad homogénea seguía
el deber ser, mientras que la heterogénea sólo era para sí, y quien le imponía
el deber ser social era el estado autoritario. El modelo de acción de los
grupos heterogéneos era el ejército, que se unía bajo el mando de un jefe con
el que mantenía una relación afectiva. El objetivo del ejército era la acción
violenta. El jefe daba identidad y coherencia a los elementos heterogéneos y
humillados de su grupo. La religión también servía para el mismo efecto:
unificaba en la práctica los elementos sociales diversos. Bataille consideraba
que en el poder fascista los elementos religiosos y militares eran inseparables
(Bataille 154).
[4] Para
Bolaño el nazismo es una condición que excede su marco histórico de origen en
Alemania y se extiende en el tiempo, reapareciendo en otros eventos históricos,
como el golpe de estado de Chile. Es una especie de enfermedad política
subyacente, caracterizada por el autoritarismo y la violencia, la voluntad de
poder unida a un estado de gran creatividad. El nazi de Estrella distante que concibe Bolaño no es vulgar y tonto, o superficial,
como, según cuenta Arendt, en su libro Eichmann
en Jerusalem, fue Eichmann, sino artístico y creativo, aunque mentalmente
desquiciado (18-26).
[5] El
planteo de Bolaño nos recuerda el que hace Borges en su cuento “Los teólogos”
de El Aleph. Borges había imaginado
dos teólogos escritores que se envidiaban y odiaban, y se acusaban mutuamente
de escribir artículos heréticos, hasta que uno logró, mediante sus intrigas,
que la Inquisición condenara al otro a la hoguera. En su final Borges especula
que el teólogo que sobrevivió descubrió antes de morir que él y su enemigo eran
parte de una misma identidad. Víctima y victimario se confunden, uno estaba
tratando de destruir en el otro una parte de sí que odiaba.
[6] De los
grandes temas filosóficos que preocupan históricamente a nuestra literatura
hispanoamericana, Bolaño trató sobre todo el de la identidad y la subjetividad,
y el problema de dios (la divinidad). No aparece en su obra el problema del
tiempo. Recordemos, sin embargo, que su narrativa quedó inconclusa, murió
relativamente joven, a los 50 años. Quiero creer que esta gran problemática
contemporánea hubiera aparecido en sus próximos libros de haber vivido unos
años más, siguiendo los pasos de su gran maestro, Borges. Bolaño era,
literariamente hablando, un temerario, buscaba la obra absoluta y no quería
dejar ningún tema importante sin tratar.
[7] Dice Bolaño en su “Discurso de
Caracas”: “¿Entonces qué es una escritura de calidad? Pues lo que siempre ha
sido: saber meter la cabeza en lo oscuro, saber saltar al vacío, saber que la
literatura básicamente es un oficio peligroso. Correr por el borde del
precipicio: a un lado el abismo sin fondo y al otro lado las caras de los que
uno quiere…” (Entre paréntesis 36).
[8]
Aquellos que intentan identificar a Bolaño con un canon y consideran,
por ejemplo, que Estrella distante es
una novela policial que busca “subvertir” el género policial, como afirma una
crítica, reducen su novelística a una fórmula y a una forma que no puede
abarcarla (Paz Olivier 35-51).
Publicación: Alberto Julián Pérez,
“Estrella distante: poesía e
historia”.
Hipertexto 19 (Invierno
2014): 18-28.
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